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lunes, 28 de mayo de 2012

Alicia en el mundo de las monstruosidades

Alicia está cansada, acaba de levantarse, pero aun así lo está. Con una taza de té de frambuesa se acomoda en el sillón, y deja que los vapores la adormilen. No le gusta estar sola, porque es cuando su cabeza empieza a funcionar demasiado, y piensa de una manera que la deprime. Está intranquila y baja la persiana, el sol le duele. Siempre se siente mejor en la oscuridad, o con una luz más tenue, como la de los días nublados. Alicia suele ir a contracorriente, aunque no le guste, es más, a veces le hace mas difíciles las cosas. Muchas veces le gustaría decir simplemente "sí" a lo que la gente le diga o le pida, ser llevada por la marea, pero no puede. Siente la necesidad de serle fiel a su personalidad, piensa que es lo único que le queda. A veces incluso le hace sentirse especial, pero pronto vuelve a la realidad. No lo es, nadie es especial hoy en día. Todos somos iguales, por mucho que nos empeñemos en creernos diferentes. Pero parece ser que ella es la única que lo ve.

Alicia se acurruca en el sillón tras beberse su té. No se siente con fuerzas para hacer nada, así que poco a poco vuelve a dormirse. Sueña.

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